domingo, 21 de marzo de 2010

Y... ¿POR QUÉ NO SER SACERDOTE?

Ser Pastor:
El sacerdote ha de entregar su vida siempre al servicio de los demás, como Cristo el Buen Pastor, en una entrega que tiene grandes satisfacciones como trabajos y sacrificios. Además, ha de poner mucho empeño en la liberación integral de los pobres y los oprimidos, debe obrar siempre con criterios evangélicos. Debe creer en la fuerza del Espíritu para no caer en la tentación de hacerse líder político o funcionario de un poder temporal.

Ser Esposo de la Iglesia:
Es aquel que debe defender los intereses de la comunidad cristiana, vigilar que no se viole la dignidad de la persona.Se puede decir que el Sacerdote anuncia el Reino de Dios que se inicia en este mundo y que tendrá su plenitud cuando Cristo venga al final de los tiempos.

Por el servicio de este Reino, el Sacerdote abandona todo para seguir a su Señor. Signo de esta entrega radical es el celibato ministerial, don de Cristo mismo y garantía de una dedicación generosa y libre al servicio de los hombres.

Cabeza de la Iglesia:
Mediante la consagración sacramental, el sacerdote se configura con Cristo y recibe como don una potestad "espiritual" que es participación de la autoridad con la cual Jesucristo, mediante su Espíritu Santo, guía a la Iglesia. Es “Cabeza” en el sentido nuevo y original de ser “Siervo” (Mc. 10,45). y porque manifiesta una representación sacramental de Cristo en la Tierra, servidor e Hijo del Padre. La autoridad de Jesucristo Cabeza coincide con su servicio, con su don, con su entrega total, humilde y amorosa a la Iglesia.

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ENVÍANOS LOCOS

¡Oh Dios!, envíanos locos,

de los que se comprometen a fondo, de los que se olvidan de sí mismos, de los que aman con algo más que con palabras, de los que entregan su vida de verdad y hasta el fin.

Danos locos, chiflados, apasionados, hombres capaces de dar el salto hacia la inseguridad, hacia la incertidumbre sorprendente de la pobreza; danos locos, que acepten diluirse en la masa sin pretensiones de erigirse un escabel, que no utilicen su superioridad en su provecho.

Danos locos, locos del presente, enamorados de una forma de vida sencilla, liberadores eficientes del proletariado, amantes de la paz, puros de conciencia, resueltos a nunca traicionar, capaces de aceptar cualquier tarea,de acudir donde sea, libres y obedientes, espontáneos y tenaces, dulces y fuertes.

Danos locos, Señor; danos locos